Este sábado los profesores del colegio hemos participado en una convivencia, como venimos realizando desde hace unos años. Para nosotros es muy importante generar estos espacios de reflexión en los que compartir nuestra preocupación por profundizar en nuestra vocación de docentes cristianos así como de vivir este momento de comunión, fraternidad y compromiso con nuestro proyecto educativo. Hemos contado como ponente con Dª Julia Navarro, médico y responsable de Graduados de Acción Católica que nos ha servido de guía en nuestros debates y aportaciones. Visionamos el documental La teoría sueca del amor. El triunfo del estado del bienestar. Erik Gandini. Analizamos como hay sociedades que ponen su énfasis en el individuo como centro de la sociedad y en otras la familia es el centro de la misma. Vimos desde la tradición nórdica la ética del cuidado cuando la sociedad envejece, que es muy dispar en relación con la mediterránea ya que no contemplan una obligatoriedad del individuo al respecto.
Como educadores, somos agentes facilitadores de aprendizajes que provocan cambios en las personas y por tanto en nuestra sociedad. Hemos analizado los retos que se nos plantean, como por ejemplo evitar que nuestro proyecto de vida se base en las necesidades materiales dejando de un lado las espirituales; y hemos visto la necesidad de caminar juntos para evitar caer en individualismos que empobrecen las relaciones personales y familiares. Pero sobre todo el espíritu que ha primado hoy en nuestro compartir ha sido tomar conciencia de que “..somos gente muy pequeña haciendo cosas muy grandes” como muy bien ha resumido una compañera y reafirmarnos en que estamos en el sitio adecuado para realizarlo: nuestro colegio. De ahí, que nuestra acción educativa esté impregnada de ese compromiso necesario para formar personas que se preocupen tanto por el cuidado de uno mismo como el de los demás, de mirar al otro como nuestro prójimo y de generar relaciones de apoyo mutuo. Tenemos una ardua pero interesante tarea por delante como educadores en nuestra función socializadora, ya que nuestra práctica docente debe de dar sentido a nuestras vidas y animarnos a contribuir a una socialización desde el amor y el compromiso. Trasladar y experimentar con nuestro alumnado día a día estos valores que se desprenden de nuestro ideario y contribuyen a una ciudadanía activa y transformadora.
Como muestra, podría ser cualquiera de las fotos que acompañan esta reseña de las que se desprende este espíritu de equipo, respeto, afecto, alegría y sobre todo DESEO DE SEGUIR SOÑANDO.